lunes, 27 de junio de 2011

Fe de erratas

Acabo de volver de tirar la basura decidido pasar por un eucaliptal que hay en la urbanización en la que se enclava casama. Pronto he reconocido el canto de un carbonero común. Por lo tanto, y aquí viene la equivocación, en la primera entrada, llamada "Ecosistema en el jardín", donde dice "24.- Carbonero común (Parus major): Invernante común", se ha de decir "24.- Carbonero común (Parus major): Residente común".
Además, y como os he venidocontando, he visto en esta época algún que otro garrapinos, por lo que en la misma entrada donde corrijo sobre el carbonero común, también corrijo que, donde dice "25.- Carbonero garrapinos (Parus ater): Invernante raro", ha de decir "25.-Carbonero garrapinos (Parus ater): Residente raro".

Laguna de Herrera

El sábado fui a la Primera Comunión de unos primos míos en Antequera. De camino al cortijo en el que iba a tener lugar la comida (se llama Cortijo Jabonero, y su página web es la siguiente: http://www.cortijojabonero.com/) nos desviamos a la Laguna de Herrera, que se encuentra a menos de 1 km de este cortijo. Este año, que ha sido lluvioso, ha llenado la laguna, y, a día 25 de junio, estaba bastante llena, lo suficiente para acomodar a unos flamencos. Para acercarnos a una cifra, podríamos decir que había alrededor de unos 100 flamencos. Además, pudimos ver 3 cigüeñuelas, 1 gaviota reidora, 1 pagaza piconegra, alrededor de 15 avocetas, varias especies como zampullines, somormujos, fochas y gallinetas. No puedo asegurar que hubiese anátidas, aunque me pareció ver alguna; sin embargo, no paramos a la altura de la Laguna ya que hacía mucho calor. Puedo decir que, fácilmente, los flamencos estaban a 5 m del carril y, cuando pasábamos con el coche, no se espantaron. En fin, que este año está llenita y, al haber llovido tanto y la Laguna de Fuente de Piedra vaciarse poco, lo flamencos prefieren acomodarse a comer aquí durante el día.
De vuelta, había "Montera" sobre los Montes de Antequera. Esta "montera", que ahora veréis lo que es, indica un viento desagradable del que sale el dicho antequerano que así reza: "Antequera, ni mujer ni montera. Y si algo ha de ser, mejor montera que mujer". En fin, aquí tenéis algunas fotos de la "montera":







Seguirá informando, dall_darwin

jueves, 23 de junio de 2011

¿Casualidad?

Ahora entenderéis el porqué del título. Resulta que al igual que me pasó con las palomas torcaces, me ha pasado con los carboneros garrapinos y los papamoscas.
No bien os hablé de los garrapinos en mi anterior entrada, el martes 21 por la mañana, mientras veía El Retorno del Rey, escuché el canto inconfundible de un párido y, extrañado, me lancé a por mis prismáticos y a la ventana de mi cuarto (en casama). Allí, escuché de nuevo el pichú pichú y unos agudísimos y bajos en volumen. De pronto vi a dos pajarillos volando hacia las barandillas situadas por encima mía y volviendo al árbol. ¡Al fin tenía la posición! Enfoqué los prismáticos y, en efecto, eran páridos con una mancha blanca en la nuca y el resto de la cabeza negra con unas manchas blancas debajo de los ojos. Los identifiqué rápidamente como garrapinos después de haberlos estado viendo durante el invierno. Sin embargo, si en todo el invierno tuve cuatro citas, el martes fueron cuatro los ejemplares que había en el pino: dos juveniles con la cara mucho menos nítida y,con su perdón, bonita que la de los adultos que vi en invierno y al que había pululando por allí ese día (al cuarto ejemplar no pude identificarlo como adulto o juvenil).
Pero, no esto es todo, porque el martes también, estando en mi cuarto mirando para el pino y viendo gorriones, gorriones... y más gorriones, pasó una siluetilla por delante hacia la valla en la que solían posrse los papamoscas grises para cazar moscas. Con los prismáticos enfoqué y, en efecto, era un papamoscas. Corriendo salí hacia mi "hide" de la escalera, desde los veo mejor hasta que  considero que si sigo más tiempo van a dejar el lugar. Y allí estuve admirando a dos ejemplares de papamoscas, además de dos mirlos restregándose que ambos eran poseedores de sus respectivos territorios mediante una serie de cantos preciosos. Además, a lo lejos, en un poste de alta tensión sobre la autovía, vi a uno de los ejemplares de cuervo que pululan por aquí, hasta que decidió salir e irse volando. También vi a uno de los dos ejemplares emparejados de cernícalo que crían en Villa Cristina (una urbanización cercana).
Esto es lo que yo llamo un completo día de pajareo sedentario. ¡Ñij, ñij!:D

sábado, 18 de junio de 2011

Más batallitas

Este invierno pasado, tuve varias citas de un carbonero garrapinos que se acercó al pino que hay delante de mi cuarto en casama. Sin embargo, las citas más especataculares de este pequeño párido fueron las más metidas en febrero. En este mes, los conos masculinos del pino habían desarrollado sus esporas y estaban a pique de un repique éstas de caer. El garrapinos aprovechó esta oportunidad para acercarse al pino a comer un poco de los conos masculinos. Cada vez que saltaba sobre éstos, los conos soltaban una lluvia de esporas que, al ser de color amarillo, se asemejaba a una lluvia de oro. Esto fue impresionante y el simple hecho de verlo fue un placer, ¡qué belleza!

Otra vez torcaces

Hacia tiempo que no veía a la pareja de palomas torcaces que os conté. Sin embargo, el otro día, mientras leía en mi cuarto (curiosamente acababa de pensar en que fue una sola semana la que estuve viendo a aquella pareja de palomas) escuché un arrullo. En efecto, era el inconfundible "cú-cúu-cú, cu-cu" in crescendo de las torcaces. No las vi, pero al menos las oí.

Papamoscas grises

El jueves 12 de mayo, volvía ya a casama y, junto al arroyo Jaboneros, ya a la altura del jardín se me cruzó un pequeño pájaro. Me di prisa por entrar en la urbanización y me fui hacia donde había visto entrar al sujeto. Sin embargo, allí lo único que había era un macho de mirlo diciendo que aquel territorio era suyo. Ya que estaba, me interesé por el mirlo, que estaba aposentado en una frondosa higuera. Yo hice lo propio debajo de esta y lo estuve observando durante un rato. De pronto, vi una pequeña silueta posarse en el banco que tenía a unos 3 metros. Rápidamente la enfoqué (trato de llevar cuando puedo mis prismáticos) y la reconocí, ya que a estas aves las había visto yo en mi antigua casa. Era un papamoscas gris que, tan pronto me moví, salió volando hacia el arroyo Jaboneros. ¡Otra especie, y van... 34 especies.
Sin embargo, no es la única vez que los he visto últimamente. El lunes 23 de mayo estaba yo en mi despacho de casama trabajando con la ventana de mi cuarto (habitación anexa) abierta, claro está, para escuchar a cualquier ave y, si la considero de valor, coger los prismáticos e intentar observarla. Justamente oí un piído agudo y un chasquido después, muy seguidos, y me dije que eso no lo había escuchado antes. Por esto, decidí irme a la ventana del cuarto e intentar encontrar al responsable de este sonido. Lo hice y encontré al pájaro, ¡era un papamoscas gris! Desde el lunes 23 de mayo hasta el miércoles 1 de junio estuve viendo dos parejas de papamoscas grises en la valla donde vi a este primero. Eran preciosos con sus vuelos atrapamoscas. Ahora, sin embargo, sólo los veo a lo lejos. Supongo que habrán hecho nido por allí y preferirán estar cerca de estos. De todas formas, de vez en cuendo veo alguno que otro que se acerca más cerca del despacho, lo que considero que es un poco de suerte.

martes, 14 de junio de 2011

Curruca capirotada

La semana pasada tuve los trimestrales, para los cuales me desperté a las 7 de la mañana para repasar antes de cada examen. Esta tarea es realmente ardua y casi me duermo en los últimos días. Sin embargo, algo había que me hacía que no me durmiese. Ese algo era un estupendo macho de curruca capirotada que cantaba en el pino que hay enfrente del despacho de casama, donde estudiaba. ¡Qué delicia! De no ser por este buen pajarillo, ¡me hubiese quedado dormido más de una vez!