jueves, 3 de enero de 2013

Tras unas fechas tan indicadas

Amo estas fechas, la verdad, aunque es por algo quizás insospechado. Y es que esta época nos trae algunas de las aves de las que soy más devoto.
Todas los grupos de marinas amplían su variedad y, como sabéis, las aves marinas son mi pasión.
Y ya está todo constatado:

  • El 27 de diciembre, de media mañana, nos pasamos por la Desembocadura del Guadalhorce, donde se dejó ver un precioso macho de silbón, justo antes de la Laguna Grande, lugar donde me encontré a Ted, hecho que no me gusta dejar de lado nunca. Tiempo antes, bajo el puente, un martín pescador de esbelto porte se subió a una ramita seca de eucalipto, a comerse la plateada presa que en su fina y delicada tenaza traía. Ya en la Laguna Grande, se dejó ver un bonito tarro blanco, algo desmejorado por el invierno (¿o quizá fuese una hembra?). La cosa es que ninguna cerceta se dejó ver por allí. Sin embargo, ingentes cantidades de pato cuchara, cormoranes y garzas reales. también hizo acto de presencia una hembra de halcón peregrino sobre uno de los eucaliptos del fondo, junto a la que se posó una abubilla que no hacía más que mirarle de reojo. En el eucalipto de al lado, una aguilucho lagunero descansaba en una rama baja, esperando al momento oportuno para lanzarse de nuevo al vuelo. En la Laguna de la Casilla no faltaron las fochas ni los cucharas, así como las cercetas, porrones europeos y cucharas. Poco más destacable, antes del mirador de aves marinas. Ya antes de llegar, se vislumbraba que podía ser un buen día, ya que los bandos de gaviotas no eran pequeños. Sus dimensiones rozaban el adjetivo infinito, tan solo tendiendo a él, ya que se observaban límites tangibles (no se preocupe si no ha entendido esta última aserción, ya que implica una divagación matemática harto innecesaria en un blog de esta temática. Hablando de esto: si lo lee un matemático, ruégole no me corte la oreja a cachitos y se la dé a ningún tiburón). Pues bien, "decíamos ayer" (si se me permite el parafraseo a Fray Luis de León) que eran grandes los bandos de gaviotas posados sobre las olas de la mar. Y perfectamente se podían distinguir cuatro especies de gaviotas: patiamarillas (bastante escasas), sombrías (extremadamente abundantes), cabecinegras (realmente brillantes por su puntualidad y casi ausencia) y reidoras (mi habitual ingente se quedaría algo corto en la descripción). La cosa, es que no era ello lo más destacable. Lo que sí que lo fue, definitivamente, fue que, mientras escaneaba los bandos distantes de sombrías en su busca (¡sí, iba buscando a la especie que me encontré!), sin éxito en un principio y con un solecito de justicia para la época en la que nos encontramos y esperándome que estaban para irnos porque sobrevenía la hora de echarse algo al gaznate y al estómago, aparecieron 4 de ellos. Jamás los había visto antes, pero supe que eran ellos. Un grupo de 4 negrones (hembras y/o jóvenes), con sus siluetas perfectas de patos, nadaban por entre las gaviotas y, a intervalos regulares, me atrevería a decir, se sumergían a la mismísima y exactísima vez. Algo fuera de lo común era aquello y, la consiguiente reacción eufórica sobrevino (menos mal que estaba solo, que no sé que hubiesen pensado de mí). Creo que venían siendo 2 años y medio que los buscaba. Todo da sus frutos, si se quieren extraer conclusiones. Sin embargo, a mí me gusta fijarme, sobre todo, en la extrema belleza y el grado de perfección al que es capaz de llegar la naturaleza. Simplemente único.
  • Por otro lado, la tarde de ayer, día 2, me acerqué a la Desembocadura del Arroyo Jaboneros (por pedante que les suene a ustedes, señores académicos que hayan protestado ante tal afirmación, les informo que en este año de 2012, tras las lluvias de octubre? (¿o fue noviembre?) que asolaron la capital malagueña, el arroyo Jaboneros quedó en deplorable estado, arrasando con toda la vegetación que el Ayuntamiento no se dignó a quitar tras la magnífica labor que hicieron hace un par de años y los muros que hacían pequeñas cascaditas (no me pregunten con que fin) y que este mismo organismo había construido a la vez que eliminaban la vegetación hace un par de años. Además, en la desembocadura, que nunca había presentado una imagen paradigma de las desembocaduras de las ramblas, se formó un delta con pequeños islotes de sedimentos, y se tapó la salida al mar, salvo por una pequeña grieta, que es la que debe estar haciendo que aquello no rebose). Allí, últimamente, se encuentran gran número de gaviotas, pero no me había acercado hasta ahora. Al pasar por la playa, un grupo de 7 correlimos tridáctilos llama mi atención, pero decido que volveré con telescopio. Aún así, me quedo disfrutando de las carreras "Correlimos qua, correlimos là, correlimos su, correlimos giù", ya que me recordaron totalmente a la cavatina de Fígaro "Largo al factotum" (si veis que recurro mucho a ella es que me encanta "El barbero de Sevilla", aunque quizás os llevéis una grata sorpresa, si es que conservo algún lector, aunque sea eventual, acerca de todo ello, prontamente). Sin embargo, decido acercarme a la desembocadura en sí, donde hay cuatro gaviotas sombrías, tres cabecinegras y un grupo de reidoras, todas en plumaje de invierno menos una reidora que empezaba a presentar el capuchón color café. Sin embargo, escaneo todas las gaviotas en busca de anilla o sorpresa. En primer lugar, se presenta alguna gaviota reidora con anilla, pero, al no llevar telescopio, no puedo leerla. Mas, cual no srá mi sorpresa, que hay una gaviota que no presenta mancha negra en las auriculares, con un pico excesivamente largo y diferencias en el porte todavía indescriptibles por mi aún lega mente ornitológica. Los que conozcáis algo de este mundo, espero haberme explicado bien como para que reconozcáis en ella a una gaviota picofina. ¡Es más, llevaba anilla! Sin embargo, tristeza honda, venía de comer de casabu y no tenía acceso al telescopio en un tiempo lo suficiente largo y valioso como para que no compensara ir hasta casama, recogerlo y volver, por lo que conservo la esperanza de que esté otro día que me pasé por allí con el telescopio.
Antes de que se me acribille (cosa a la que realmente puedo tenerle poco miedo porque no creo que ningún afectado lea esto, pero, "just in case"), he de decir que cuando hablo del ayuntamiento, no lo digo con conocimiento de causa, ya que no estoy en absoluto seguro de que no fuese la Junta de Andalucía la que arreglase el cauce.
Y ya, pues creo que poco más me resta que desearos un felicísmo año 2013 a los que lo entréis y un saludo a ti, que acabas de leer esta entrada, al que, como siempre, te agradezco que estés ahí, haciendo que esto sea algo más que el placer de escribir lo que me gusta, haciendo que esto sea una comunicación de conocimientos, de experiencias, de anécdotas, de recursos...
Nada más por hoy. Seguirá informando, dall_darwin.