domingo, 8 de enero de 2012

Laguna de Fuente de Piedra

Tanto tiempo sin postear pasa factura. Me sumo a los críticos que dicen que aquellos que pajarean y no comparten deberían hacerlo más a menudo pero, perdonad la excusas, segundo de bachillerato es un trago importante. Yo diría más, muy importante (si parafraseamos a los inmortales Hernández y Fernández).
Sea como sea, hoy he estado todo el día de pajareo por la Laguna de Fuente de Piedra y ahora, escuchando el primer acto de "El barbero de Sevilla" por la Callas y Tito Gobbi, me dispongo a relataros un poco de la experiencia.
Llegamos hacia las 11 entre una cosa y otra. Sin embargo, nos encontramos con que únicamente había dos coches ya pertenecientes a visitantes. En la lagunita pequeña que hay al entrar con el coche había un grupo pequeño de cucharas y cercetas comunes, además de unas pocas fochas y cigüeñuelas y una avefría.
Más adelante, en la pequeña charca que se cruza mediante un puentecito de madera, vimos un par de bisbitas pratenses y unas cuantas lavanderas blancas. Ya en la otra orilla, realizaban muchas tarabillas comunes sus vuelos de atrapamoscas. Desde allí también se observaba un buen bando de gaviotas reidoras junto a alguna que otra garcilla bueyera siguiendo conjuntamente a un tractor que oreaba la tierra de un campo adyacente. Al otro lado podíamos ver, en la Laguna, los icónicos flamencos y un bando de proporciones bíblicas (si en este caso parafraseamos a Pedro Piqueras) de gaviotas sombrías y alguna patiamarilla.
Cruzando de vuelta el puentecín de madera vimos un par de avefrías y otra cantidad igual de grajillas. En los tarajes de la charca se movían dos escribanos palustres que se trasladaron a unas espadañas de la misma charca, cerca de unas lavanderas blancas que se preparaban para el rancho de media mañana en las orillas de barro. Al fondo de la charca, en otros tarajes se veía un bando de unos 3 gorriones morunos y un par de gorriones comunes, excluyendo por supuesto a las indistinguibles hembras. Sobre las cañas un gran bando de trigueros cantaba y, supongo, comía. Pronto, cuando nos íbamos hacia el Laguneto, se posaron unas cogujadas comunes en la parte desecada de la charca.
Ya en la charca que hay antes de llegar al recinto cerrado donde están los observatorios de el Laguneto y la Laguna de las Palomas había c. 20 cercetas comunes alimentándose en tierra junto a dos cucharas machos que dormitaban sobre una sola pata y a 14 gallinetas. Alimentándose en el agua había un grupito de 7 u 8 agujas colinegras, 1 archibebe común y un par de cigüeñuelas.
El Laguneto estaba atestado de cucharas y gaviotas reidoras, patiamarillas y sombrías. Sin embargo, algún que otro ánade friso y porrones europeos coexistían con las ya mencionadas. En cuanto al pelo, unos confiados conejos se paseaban por allí. También cazaban moscas, mosquitos y demás público unos pocos de mosquiteros. Como no, se sumaron a la fiesta unos Cetia ruiseñores, Cetias ruiseñores o ¿cómo es el plural de esta especie (antes con el nombre de ruiseñor bastardo era más fácil hacer el plural)?
Ya en el Mirador de la Vicaría pudimos ver un bando de chorlitos dorados junto a las gaviotas en la parte septentrional de la laguna. Sin embargo, aquí, lo más... (los angloparlantes lo llaman breathtaking y aciertan de pleno con una sola palabra) en español lo podríamos llamar anonadante, fueron dos meloncillos que cruzaron frente a nosotros el arroyuelo que hay frente al mirador.
De camino al Mirador de Cantarranas vimos varios bandos de grullas comiendo en los campos y a un mochuelo europeo sobre una casetilla o cobertizo cercano a uno de los bandos.
Sin embargo, la hora de comer estaba al caer y el hambre acuciaba, así que nos retiramos a comer a Casa Tejada, recomendabilísima por cierto, en la Plaza Mayor de Fuente de Piedra.
Después de un cafecito para la madre y patrona, salimos por la calle Campillos en sentido contrario al que íbamos antes de comer.
Ya en los alrededores de la Laguna, en unos campos cultivados vimos un bando de alcaravanes (alrededor de 30). En otro campo cercano se levantó un bandito de alondras.
Ya llegamos al Mirador de Cantarranas alrededor de las 17:45 para esperar a su (a qué se refiere su, ya lo averiguaréis) llegada y, aprovechando que llevaba mi cuaderno de campo me dejé llevar por el arrebato creativo:
Mirador de Cantarranas: Un frío que pela. Anochecer y luna casi llena. Sobre el carrizal c.12 aguiluchos laguneros rondan en busca de presas. Así da gusto diferenciar sexos y edades.
Aún con poca luz se distingue un pato colorado entre un bando de azulones.
Sabemos que llegarán, pero preferimos aguantar estoicamente.
Acabo de escuchar un mochuelo, un sonido esperanzador que se alza sobre los acuciantes graznidos de nuestras amigas las gaviotas.
Se les escucha, sabemos que están ahí, al llegar, esperaremos. Casi es de noche ya.
Las gaviotas no se deciden. No saben si quedarse posadas en el agua o no. ¿Qué las hará dudar?
El típico reclamo de los azulones resuena con ganas, como una histriónica e histérica risa en los breves silencios del ocaso.
Están al caer, lo sentimos.
A nuestro alrededor, un concierto de paseriformes se deja escuchar y distinguir poco a poco. Las currucas cabecinegras, los pardillos en sus bandos mixtos con jilgueros y pinzones, las lavanderas añorando sus dormideros o dirigiéndose a ellos, los colirrojos tizones y sus chasquidos, los esporádicos mirlos y los sempiternos petirrojos. Sin embargo, sus sonidos son los que más a menudo se escuchan, cada vez más cerca.
Dos currucas se reprochan o se advierten, no parecen del todo contentas, la noche cae.
Ya han llegado, ahí van. Trompeteantes sus reclamos, larga su silueta, de punta de las patas a punta del pico, roja su coronilla, no son otras que las grullas.
Ahí llega otro bando.
Una simpática focha ha querido sumarse a nuestra bienvenida a la que se ha restado la patrona, que se retira al coche alegando un casi congelamiento íntegro. También mis manos están casi congeladas, pera compensa tantísimo el espectáculo... Sus llamadas copan el ambiente. Esto es inaudito. Cuatro disparos retumban y han revolucionado al bando que ya posado descansaba después de un duro día. Al momento, se han comenzado a escuchar sendos bandos: uno a siniestra, compuesto por dos bandos de cientos de individuos que, sin embargo, no sonaban tanto como los que a mano diestra alcanzaban tierra.
Poco a poco todas se han ido posando.
Mientras escribo esto algo cruje a mis espaldas, hora de partir. Una risa de azulón y las advertencias de unas cigüeñuelas me recuerdan que he de decirles adiós.
Un último mochuelo maúlla como si el mañana no existiera.
Hasta otra, Fuente de Piedra

Hasta aquí esto. Muy buenas noches a todos ustedes y un saludo.
Por cierto, felicísimo año para todos.
Seguirá informando, dall_darwin; Nacho para los amigos, que sois vosotros (si, en este caso, parafraseáramos a Cifu, que realiza el programa de jazz de Radio Clásica Jazz porque sí).