sábado, 23 de marzo de 2013

Dehesa de Tornero

Hoy hemos vuelto, por recomendación de un buen ornitólogo local al que le estaremos muy agradecimos por ayudarnos tanto y ser tan amabilísimo, a la zona de los pinares de Aznalcázar, más concretamente a la Dehesa de Tornero.

Allí escuchamos muchísimos cucos y, con gran gusto, una codorniz con su repetitivo reclamo. Al adentrarnos en la dehesa, los rabilargos se hicieron mayoritarios y, al final de nuestro recorrido, el burbujeante reclamo de unos abejarucos y su aparición en unos cables nos anunció su llegada, que según nos han contado, ha sido muy reciente (entre ayer y hoy). Tras esto, comenzó a caer un diluvio tal que una manta de la lana más densa, por lo que decidimos volver hacia el pueblo, que iba siendo hora de comer. Sin embargo, en la arbusteda de entrada al pinar, en la valla que la separa de un campo de cítricos, posada sobre esta, bajo la arreciante lluvia, una silueta estaba. En principio habiendo pensado que era un abejaruco, cuando la vimos más detenidamente, ¡resultó ser una carraca! Los colores tan inconfundibles de este grandioso animal, esta joya alada, esta turquesa emplumada con incrustes de terracota son demasiado impresionantes como para plasmarlos con palabras. Allí se quedó mirándonos desde el otro lado de la ventanilla del coche, a escasos 2 metros. Tras esto, cuando la lluvia dio un pequeño respiro, salió volando hacia un pino, en el que se posó en compañía de un inquieto bando de rabilargos. Allí la dejamos cuando nos fuimos tras observarla durante unos 10 minutos. Este encuentro nos ha dejado encantados durante todo el día, y aun la tengo impresa en mis pupilas.

Siendo esto todo, seguirá informando, dall_darwin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario