miércoles, 4 de julio de 2012

Vuelven las tardes de "ánimas y diablos"

Muy buenas tardes a vosotros, sufridos lectores (si me lo permite un buen profesor). Ha vuelto el verano y, suave, se nos introduce en el cuerpo (ni hablar del peluquín, que lleva metiendo baza desde bien pronto en el año, pero lo utilizo porque me han metido el romanticismo en la mente la Cenerentola y el Principe en el dueto "Un soave non so che" de "La Cenerentola", de Rossini).
En fin, que me vuelvo a ir por los cerros de Úbeda, como hago siempre; que, con el verano, vuelven las tardes en el balcón de casabu con el tele enfocando el mar. La  gracia es que ayer, cuando ya había descubierto un par de pardelas menores, que supuse que serían baleares por la lejanía, vi un ave de considerable envergadura que se tiró en forma de misil contra el agua. Me dije: "Tranquilo, el calor hace estragos en las mentes, piensa en los espejismos...". La gracia es que salió del agua y era grandecico el angelito, cuando echó a volar dando unos aleteos bien fuertes, pataleando en el agua, hasta que levantó el vuelo. Lo seguí y me dije: "Los espejismo no son eternos, cuanto más te acercas, se va desvaneciendo". La cuestión es que aquello seguía pareciendo un alcatraz de libro. La gracia no es que hubiese un alcatraz, sino que fueran DOS. Uno más joven que el otro, a juzgar por el plumaje, se turnaban en las caídas a punta de pico entre las pardelas, a cuyo grupo seunieron un par de pardelas cenicientas, que llegaron a formar una balsa junto con las otras.
En definitiva, que he visto un par de alcatraces fuera de la época normal del año en la que se ven por aquí. Además, he comenzado otra vez la  temporada de avistamiento marino desde tierra firme, si se puede llamar así.
Pues nada, mis buenos amigos, me voy enamoradito de esta parte que dice "Deh! Scusate, perdonate alla mia semplicità", y la  versión que Elina Garanča hace de ella, deseándoles un feliz día, semana, mes, verano o lo que sea, que conmigo nunca se sabe (nudge, nudge, wink, wink, say no more; como diría Eric Idle en el tan famoso sketch del "Flying Circus" de los Monty Python). Por cierto, me sigo riendo aún con lo que dice Don Magnifico en la escena en la bodega del Principe Ramiro (todo de "La Cenerentola", de Rossini) sobre: "Premio bellissimo di piastre sedici a chi più Malaga si succhierà", esto es, que ofrece un premio de 16 piastras al que beba más vino de Málaga. ¡Hay que ver lo que ha viajado y la fama que ha adquirido nuestro carissimo caldo!
Seguirá informando, dall_darwin.

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